Estar chof: una oportunidad

Como lo lees: estar chof puede ser una oportunidad que te impulse hacia tus metas y sueños sin duda alguna. ¿Que cómo lo sé? Pues porque aquí una servidora es humana también y siente y padece igual que el resto. Yo también he tenido épocas de esas en las que parece que el mundo entero se tiñe de color gris y casi nada te llena, épocas en las que la sensación de vacío y tristeza internas son grandes y profundas. ¿Cómo salir de esos días y sacar de ellos una oportunidad de mejora? ¡Sigue leyendo!
Cada día es una oportunidad de cambio
Sé que suena cheesy y puede que hasta empalagoso, pero es verdad. Muchas veces nos sentimos demasiado mayores, demasiado loquesea para ir a por lo que queremos (o para salir de un bache) y postergamos todo para mañana. O nos fustigamos. Porque como no lo hicimos ayer nuestro saboteador interno nos dice que ya es imposible.
MENTIRA.
Cada día es una oportunidad de cambio, nos guste o no. No existe un tiempo marcado específico para todos, cada uno tenemos nuestro propio calendario y reloj, cada uno caminamos nuestra propia ruta. Recuerda que incluso en los días grises hay el sol sigue brillando: que no lo veas, no significa que no esté pasando.
Ya, pero hoy estoy chof
Estar chof (onomatopeya de algo que cae al suelo y se rompe, como un huevo, por ejemplo) equivale a estar con el ánimo caído, un poco triste o deprimido, tener un día malo… «Chof», de hecho, es una palabra que sin estar reconocida por la RAE, es ampliamente conocida por todos nosotros. Es curioso, que un término puede significar y transmitir tanto sin ser una palabra oficial.
No veo a Albert Einsten diciendo nada sobre tener un día chof, lo que sí solía decir es que entre las dificultades se esconden las mejores oportunidades. Cuando nos levantamos (o nos sentimos) con el pie torcido eso nos sabe a frasecita de Mr Wonderful. ¿Cómo hacer de esos días en los que nos cuesta hasta respirar una oportunidad de cambio?
Es la gran pregunta, ¿verdad? Y lo cierto es que no hay una sola respuesta correcta, si no muchas: tantas como personas. Tan solo tú sabes qué es eso que necesitas para salir adelante, y tan solo tú puedes tomar la decisión de salir o no. Sin embargo, a lo largo de estos años dentro del mundo del desarrollo personal, he observado que hay cuatro puntos que ayudan y generan cambios profundos cuando se empiezan a tener en cuenta.
Dale una oportunidad a la felicidad
1. Valora lo que tienes
Hace unos años comencé una práctica de la que te hablo en otro artículo y es un diario de gratitud. Me invitó a hacerlo uno de mis maestros cuando estaba viviendo en India y se percató de que tenía heridas emocionales abiertas que no terminaban de sanar. Guardaba dolor dentro y no era capaz de soltar. «Tienes que aprender a dar las gracias —me dijo—: hasta eso que se sintió como un puñal no era más que un regalo».
Le di muchas vueltas a esa frase, y terminé dándole la razón por mucho que en su momento le doliese demasiado a mi orgullo. Si quitamos al ego del medio, hasta lo que sentimos como una ofensa puede ser el más valioso regalo. Esa relación que terminó te abrió las puertas a una evolución propia, o a otra relación más sana. ¡Quizás incluso a ambas! Ese trabajo del que te echaron o en el que no eras feliz te impulsó a encontrar otro que sí. Esa discusión con un amigo o con tu pareja quizás te abrió los ojos a entender qué es lo que realmente te importa y dónde están tus límites.
No es conformismo, recuerda: where focus goes, energy flows.
Ser capaz de valorar esos regalos que llegan a ti (los que se ven a simple vista, y los que no😉) y sentirte agradecida por ellos te ayuda a cambiar de perspectiva y de energía. Puedes comenzar a dar las gracias por cualidades personales, por relaciones o incluso por cosas materiales.
Cada uno de nosotros puede hacer su propio inventario (grande o pequeño) de lo bueno que recibe de la vida y decidir si alegrarse (o no). Esta actitud nos hace más felices que si nos centramos únicamente en lo que nos falta en la lista.
Todo depende del punto de vista.
2. Reclama tu vida
Tu vida es tuya, de nadie más y por lo tanto has de vivir tu propia vida, no la de otro. Grabémonos eso a fuego.
Es difícil reclamar la vida propia estando rodeados de tantísimo ruido como estamos. A todo el mundo le gusta a aconsejar y decirte que tienes y qué no tienes que hacer. Existe esa línea trazada de manera invisible que de manera inconsciente tanto la sociedad como la familia en muchas ocasiones nos invita a seguir.
Para.
No es necesario.
No lo necesitas tú, ni tampoco lo necesita el mundo.
Para ser feliz no tienes que seguir la senda que otros esperan, ni pensar como otros quieren que pienses. Tú eres la única que puede decidir qué le da valor y significado a tu vida.
¿Qué es lo que de verdad te importa? ¿Qué te gusta hacer? ¿Con quién quieres estar?
Dicen por ahí que vida no hay más que una, así que ojalá, aunque haya días que cuesten más que otros, no nos olvidemos nunca de VIVIR.
3. Cuida de tus relaciones
¿Sabías que los abrazos son buenos para la salud? No lo digo yo, lo dice la ciencia. Al abrazar se segrega oxitocina (hormona relacionada al placer), se libera serotonina y dopamina (encargadas del buen humor), lo que genera una agradable sensación de armonía y plenitud, una dosis cargada de bienestar para el cuerpo y el alma. El amor y el cariño (entendido en su sentido más amplio) es más valioso que la mayor de las fortunas materiales.
No tienes por qué creer esto, pero si lo haces hoy tienes una nueva oportunidad de invertir más energía en las relaciones con esas personas que están en tu corazón. Llama a esa amiga con la que hace tanto tiempo que no hablas, sal a tomar un café, abrázate con tu hermana, dile cosas bonitas a tu gente especial, que sepan lo mucho que les quieres. Te aseguro que abrirte a ellos y hablarles desde el corazón va a sumarte ganas de vida. ♥
4. Elige la felicidad
Este último punto parece estúpido, pero te aseguro que no lo es. La felicidad no es una meta, sino una elección y un camino que ha de recorrerse día a día. Tú eres la única que puede decidir si eres feliz o no. Ni lo deciden tus circuntancias personales ni las medidas de felicidad que tengan otros.
Es necesario tomar la decisión consciente de ser feliz, de alejarse del drama o de aquellas cosas (o decisiones) que te la impiden. Y sí, esta parte está ligada a todo lo anterior: si valoras lo que tienes, si luchas cada día por lo que te importa y si te rodeas de gente valiosa, ya has elegido la felicidad y estás aprendiendo a cultivarla.
Es un camino diario. Y cada mañana se coloca frente a ti una página en blanco que llenar con decisiones, acciones y pensamientos. Ten en cuenta que, si ayer elegiste otro, hoy tienes una oportunidad nueva de caminar por el rumbo que tú quieres♥.
¿Qué haces tú para salir de los baches?
Si llevas un tiempo estancada, quizás es el momento de pedir ayuda a un profesional. Un psicólogo, coach o terapeuta que te ayude a entenderte y vislumbrar ese camino que sí quieres. Si tienes dudas pero te interesa lo que te propongo, puedes mandarme un mensaje y cuadramos un ratito en zoom para hablar sobre lo que significa llevar a cabo un proceso de coaching y de qué formas puede ayudarte.
Espero haberte inspirado a hacer de este día uno especial con pinceladas de autoamor, agradecimiento y empuje. Te mando un abrazo fuerte, y todito mi cariño.
¿Me cuentas qué te ha parecido en comentarios?
¿Cómo afrontas tú los días chof?
♥