Qué es Yin Yoga y porqué te interesa practicarlo

¿Tienes curiosidad por saber qué es el Yin Yoga y por qué te interesa practicarlo? Esta semana Liana y yo hablamos de Yin Yoga en el podcast, y no he podido resistir la tentación de escribir un artículo sobre el tema para explicar un poquito más y mejor algunas cosas que no nos dio tiempo a contar.
Sí, Liana y yo somos unas fans incondicionales de Yin Yoga, y del poder curativo que tiene. De hecho, nosotras nos conocimos en India, haciendo una formación de Yin de 300 horas en la costa de Goa, y no pudo ser más mágico. Tanto la experiencia como todo lo que aprendimos. Ojalá podamos pronto volver a impartir y recibir formaciones como hemos hecho durante estos años. ♥
En este episodio hablamos sobre qué es Yin Yoga, de dónde viene, qué puedes encontrar en una clase de Yin Yoga, anécdotas y curiosidades sobre esta práctica, etc. ¿Te animas a vibrar con nosotras un rato? También puedes vernos en Youtube.
¿Qué es Yin Yoga?
El Yin Yoga es un estilo que viene de oriente y que ayuda a cultivar la quietud en nuestro cuerpo y mente, ayudando así a profundizar en nuestro interior y explorar las sensaciones de cuerpo y mente.. Dicho de otra manera: es un tipo de yoga más calmado cuyo objetivo es profundizar en lo que estamos sintiendo.
Yin yoga trabaja el cuerpo y la mente de manera pasiva, con posturas que se aguantan de 3-5 minutos y trabajando mucho la respiración.
Lo que queremos conseguir practicando yin yoga es equilibrar nuestros nadis o canales energéticos (que en Medicina Tradicional China se llaman «meridianos»), que en yoga son los canales o puntos energéticos del cuerpo por los que fluye nuestra energía vital o prana.
La primera vez que me metí en una clase de Yin, me costó mucho calmar la mente y disfrutar de la práctica. Acostumbrada a una práctica más Yang, tanta quietud me resultaba incómoda. Sin embargo, a día de hoy soy consciente del regalo que es cultivar esa quietud y lo bien que sienta usar la postura para entrar en el cuerpo.
Yin y Yang
Es importante tener claro el concepto de «Yin» y «Yang» antes de ponernos hablar de este estilo de yoga. Yin Yang es un concepto de oriente que representa dos fuerzas opuestas de la naturaleza. Yin se asocia a la noche, y Yang al sol. Yin es femenino, y Yang es masculino. Yin es lento, suave y pasivo, Yang es rápido, duro y activo. Podría seguir infinitamente pero creo que queda más o menos claro: Yin es la cualidad de quietud, de recogimiento, de frío, de agua y tierra, mientras que Yang es todo lo contrario: actividad, pasión, intensidad, calor y fuego.
Aplicado al yoga, la mayor parte de los estilos que practicamos ahora en occidente son muy Yang (Ashtanga, Rocket, Vinyasa, Power…) y estilos Yin serían por ejemplo el Yin Yoga (como bien su nombre indica) y el Restaurativo.
¿Es entonces lo mismo que el Yoga restaurativo?
No. El Yoga Restaurativo tiene cualidades Yin en la práctica, porque hay quietud en las asanas e induce a un estado meditativo a la persona que lo practica, pero en Yoga Restaurativo se busca restaurar, llevando al cuerpo a un estado de relajación profunda, sin estresarlo de modo alguno.
En un clase de Yin, hay quietud en lasa sanad, pero sí buscamos someter a los tejidos a una carga de estrés moderada y positiva para fomentar su hidratación y movilidad. Al estar basado en la medicina tradicional china, el Yin Yoga actúa como una forma de acupresión y su práctica puede tener un impacto positivo y sanador sobre los órganos internos a nivel energético.
¿De dónde viene el Yin Yoga?
Este estilo de yoga fue introducido en Occidente a fines de la década de 1970 por Paulie Zink, un campeón de artes marciales y profesor de yoga taoísta. Creó clases de yoga «Yin y Yang», combinando asanas y disciplinas de Hatha Yoga, Taoist Yoga y otras disciplinas que él mismo desarrolló. Este estilo fue conocido como «Yin Yoga».
Paul Grilley, discípulo de Zink, ajustó un poco el Yin Yoga, utilizando su conocimiento de anatomía y medicina china. Una estudiante de Grilley, Sarah Powers, evolucionó el Yin Yoga aún más. Ella utilizó su conocimiento de los sistemas de meridianos e hizo secuencias de Yin Yoga para estimular los canales de energía y enfocar más la respiración.
En el Yin Yoga original de Zink hay actividad y pasividad. Ofrece una combinación entre Yin y Yang. Grilley y Powers desarrollaron el estilo de yoga que conocemos a día de hoy y le dieron más importancia a la parte pasiva. La mayoría de las posturas son posturas sentadas o acostadas con una sujeción larga, tal y como te podrás encontrar en una clase de Yin ahora. De esta forma traemos jugosidad a nuestras fascias, salud a nuestros órganos internos y equilibrio a nuestras emociones y mente.
¿Qué conseguimos al mantener las posturas tanto tiempo?
Con las posturas de Yin Yoga, cuando la musculatura del área con que trabajamos está relajada, podemos acceder a las fascias profundas y ejercitarlas de forma adecuada para que puedan cumplir con sus funciones. Hemos de tener en cuenta que las fascias son «tejidos yin» que acompañan al movimiento. Es decir, que son plásticos y no elásticos como los músculos, que son contráctiles y generan movimiento. Por ello, las fascias responden mejor a un estrés positivo de tipo yin: a tensión o compresión estática y de larga duración. Las posturas de Yin Yoga pueden ayudar a que las fascias se reorganicen, se alarguen, se hidraten o aumenten su grosor.
Las fascias
Yo descubrí (y me enamoré) de la magia de las fascias gracias a Angela Jervis-Read, que es una absoluta apasionada sobre el tema, y da unas formaciones de Yin maravillosas.
Pero bueno, dejando de lado mi historia personal, y centrándonos de nuevo en lo que nos interesa: las fascias son las partes blandas del tejido conectivo y forman una red tridimensional que abarca todo el cuerpo. Si observamos el interior de un pomelo cortado transversalmente, con sus diversas capas de finas membranas, nos podemos hacer una idea de cómo van nuestros tejidos fasciales. Desde la superficie de la piel hasta lo más profundo del organismo.
Las fascias rodean al músculo, pero también están dentro de él, alrededor de los haces de fibras musculares (fascia profunda). De hecho, pueden constituir hasta el 30% de la masa muscular y de ahí el término «miofascia». Estas membranas rodean también a los órganos internos, huesos, nervios o vasos sanguíneos haciendo que todo se mantenga en su sitio. Se dice que son el «pegamento» que nos cohesiona. Algunas de sus funciones son dar forma y estructura al cuerpo, conectándolo todo; transmitir fuerza muscular al sistema esquelético; lubricar diversas superficies que necesitan moverse o deslizarse entre sí o actuar como órgano sensorial complejo.
(Si quieres leer más te dejo este artículo de Yoga Journal sobre fascias en yoga, que es suuuper interesante)
Esto es importante porque…
…de un tiempo a esta parte, se ha descubierto que gran parte de los dolores y las limitaciones del aparato locomotor están relacionados con las fascias más que con las fibras musculares o el sistema esquelético. La red fascial que recorre nuestro cuerpo es un órgano sensorial enorme con un gran número de terminaciones nerviosas, sensores de percepción y receptores. Al ser nuestra principal fuente sensorial (después de la piel) o de propiocepción (sexto sentido, movimiento, contacto y posición), que nos sintamos jóvenes y ágiles o viejos y anquilosados tiene que ver con el estado de las fascias y cómo el cuerpo las percibe.
7 Tips para tu práctica Yin
Si te ha picado la curiosidad y quieres empezar a practicarlo, te dejo algunos consejos que ojalá te sean de ayuda:
1. Empieza desde donde te encuentras
No hace falta forzar la postura y sentir incomodidad extrema desde el principio. Busca un límite que sea algo retador, pero que sepas puedes mantener en el tiempo. Explóralo. Dale tiempo al cuerpo para que se adapte y te indique dónde debes estar. Tras unas cuantas respiraciones, quizá sientas cómo tu cuerpo se va abriendo puedes ir más allá de tu postura inicial. O quizás, te des cuenta de que lo que necesitas es restar intensidad a la postura.
2. Comprométete a mantener la quietud
Una vez entres en la postura, busca esa calma y esa inmovilidad del cuerpo. Trata de comprometerte con la quietud pase lo que pase con la postura. Respíralo. Si ves que la sensación es muy muy intensa, obvio, resuelve aflojando un poco la postura, pero trata de mantener el cuerpo quieto para que la fascia realmente puedan soltar y trabajar.
3. Conecta con tu respiración
Escúchate respirar. Deja que la duración de tu inhalación y tu exhalación sea similar. La respiración profunda, lenta y, sobre todo, suave y natural, relaja el sistema nervioso e invita a la mente a calmarse, enfocarse y abandonar la dispersión.
4. Presta atención a tus sensaciones físicas
Observa las sensaciones que surjan en tu cuerpo. Permítete vivir el momento y sé consciente de los cambios que se dan a medida que pasas tiempo en la postura. Recuerda: allá donde va tu atención, fluye la energía.
5. Practica la entrega y el rendirse
Mantén la atención sin juzgar lo que surge y abandona las estrategias de evasión, negación o lucha con tu experiencia inmediata. Practica el aquí y el ahora.
6. Sé consciente de tus pensamientos y/o emociones
En algún momento, pensamientos y/o emociones se manifestarán en el primer plano de tu atención. Permanece presente e intenta no reaccionar o dejarte llevar por ellos. Permanecer atenta sin reaccionar te ayuda a sentirlos menos sólidos, a no identificarte con ellos y a desapegarte de ellos.
7. Observa cómo todo cambia
Del mismo modo que puedes observar cómo cambian las sensaciones físicas a medida que permaneces en la postura y la energía empieza a fluir trayendo apertura a zonas de incomodidad, los pensamientos y las emociones pierden también intensidad, se transforman e incluso desaparecen con el tiempo. Al ir aumentando tu concentración, quizá puedas mover tu foco de atención de la emoción o el pensamiento en sí, a la reacción de rechazo o apego que te provoca. La filosofía budista nos recuerda que estos dos movimientos de la mente, el rechazo y el apego, son en gran parte responsables de que vivamos con dukha o sufrimiento, en lugar de sukha o felicidad.