No estoy bien, ¿y qué?

Cuántas veces te han preguntado que cómo estás y has mentido en lugar de decir «Pues… no estoy bien». Yo incontables, y estoy segura de no ser la única que ha pasado por eso.
Veo muchísimo en sesiones de coaching lo que nos cuesta reconocer un miedo, una debilidad, un sentimiento o incluso una situación con el poder de dejarnos en una posición de desventaja ante el ojo ajeno, como si el inconsciente quisiera protegernos a toda costa y viese en esa abertura un abismo con caída en picado. Es TAN común el querer ser o parecer fuerte, segura, feliz y estable… que nos forzamos a ello aunque sean otras muchas las sensaciones y/o emociones que estemos transitando.
Aquí hay dos cosas que llaman mucho la atención. La primera es lo desconectadas que estamos de nuestra niña interior y emociones, y la segunda es lo mucho que nos dejamos influenciar por el famoso qué dirán.
#41 No estoy bien, Yoga Vibes Radio
Esta semana Liana y yo lo hablábamos en el podcast y es un tema que ha surgido en varias sesiones esta semana. Nos cuesta admitir y decir en voz alta no estoy bien, verbalizar qué sentimos y cómo, dar espacio a nuestras necesidades y emociones del aquí y el ahora.
Lo sé, no es fácil, no he venido a aleccionarte ni a regañarte, tan solo a darle espacio a esa sensación. Está bien no estar bien, y como todo, trae su mensaje y tiene su por qué. Veamos qué truquis podemos emplear cuando tenemos uno de esos días en los que la sensación de «no estoy bien» nos acompaña.
Qué hacer si no estoy bien
1. Respirar
Respirar, respirar y respirar. Pase lo que pase la respiración siempre nos acompaña y además tiene un efecto curioso. Y es que dicen que la mente controla al cuerpo, y la respiración a la mente. Cuando tomamos inhalaciones profundas, soltamos tensión en abdomen y diafragma y dejamos que las células se oxigenen del todo, ayudamos a nuestro sistema a pasar de la ansiedad o estrés a la calma. Pruébalo. Cuando te notes tensa, desanimada o estresada, cierra los ojos y manda la atención a la respiración inhalando con calma y profundidad. Verás como al cabo de unos minutos notas más espacio interno y más claridad.
2. Escribir
Escribir libera estrés y te ayuda a generar un espacio de intimidad en el que soltar pensamientos y cargas. Quizás no te sientes con fuerzas de contarle a otra persona qué sientes, cómo o por qué, pero un papel y un bolígrafo an siempre a tener espacio para que plasmes en palabras todo aquello que necesites. Puedes escribirte una carta, desahogarte como si fueses a quemar esas hojas cuando termines o poner por escrito eso que te da tanto miedo decir en voz alta. Son palabras para ti, para ayudarte a ti y generarte bienestar a ti. Te aseguro que a veces no hay nada más liberador que un ratito de honestidad con nosotras mismas ♥
3. Compartir
Ser capaces de compartir cómo nos sentimos de verdad es también algo que ayuda mucho. ¿Por qué? Pues porque aunque no queramos ir gritándole a los cuatro vientos un NO ESTOY BIEN con mayúsculas, compartirnos sin máscaras con personas que nos quieren ayuda a poner perspectiva y a ganar fuerzas. Muchas veces, cuando estamos abiertas a compartir empezamos también a estar abiertas a escuchar y a traer cambios si es que los necesitamos. Además, los abrazos son curativos, nos guste reconocerlo o no.
4. Expresar mis necesidades
Cuántas veces nos vemos bloqueadas en esos días en los que no estamos bien, y callamos por no saber cómo decir lo que necesitamos. Es muy habitual escuchar eso de «ahora tienes que…» (coloca en los puntitos tu final de frase más odiado) cuando admitimos en voz alta que no estamos en nuestro mejor día o momento. Da rabia. Mucha. Créeme que estoy hablando por experiencia.
Sin embargo, las relaciones del tipo que sean son creaciones de más de una persona, por lo que está en tu mano también comunicar qué necesitas y qué no. Para ello es importante hablar desde la calma (el ser) y no desde el enfado o la rabia (ego). La asertividad es siempre una buena aliada, y quizás decir «necesito tiempo para mí». o «gracias por tu consejo pero ahora lo que de verdad necesito es escucharme» pueden ayudar a que la otra persona empatice y te ofrezca eso que precisas.
En general vemos el mundo como somos, no como es, y no todo el mundo piensa igual que tú. Por eso ayuda tanto poner en palabras nuestras necesidades para crear un puente y generar límites sanos.
5. Tiempo para mí
Pasar tiempo con nosotras mismas nos ayuda a nutrirnos y mimar a nuestra niña interior. Pintar, leer, bailar, cantar, escuchar música, pasear, o literalmente lo que sea que te guste y nutra esa parte de ti que necesita de tiempo y cuidado es una buena idea. Pasar momentos a solas contigo puede ser un hermoso bálsamo en el que ganar espacio, luz y perspectiva. Dedícate un mimo y organiza un plan que te guste, desde una serie de Netflix con palomitas, una tarde de spa o incluso una cena con un libro en tu restaurante favorito. Te mereces lo mejor y has de empezar a regalártelo tú misma primero.
6. Soltar autoexigencia
El nivel de autoexigencia que manejamos con nosotras mismas es alucinante. No nos damos breaks ni nos hacemos concesiones. Queremos más, nos ponemos metas y objetivos sin clarificar que nos agobian muchas veces más que ayudar. ¿Por qué? Parece como si estuviéramos siempre luchando contra la creencia de no ser suficientes pensando que necesitamos más, y más y más…
Para.
Suelta eso que te tiene agarrotada y mira la situación desde otra perspectiva. Si no cumples tu lista de objetivos de este día, semana, mes o año NO PASA NADA. No pasa nada, de verdad. El mundo seguirá girando y todo saldrá bien aunque hoy parezca que no y sientas una nube gris sobre tus hombros. Pasará. Y también te aseguro que si te lo permites, te sentirás mejor. ♥
Todas y todos queremos alcanzar sueños y objetivos, crecer, conseguir cosas, viajes, amores, vivencias… pero la felicidad no está ahí, está en ti. Date permiso para soltar aquello que necesitas soltar y observa la situación desde otro ángulo. Seguro que hay más maneras de transitar tu presente y un día de sofá y manta, libre de culpas, puede ayudar a que reconectes contigo, descanses y veas todo con otros ojos.
7. Pedir ayuda
Siempre te lo digo: aprender a pedir ayuda es fundamental. Al final, hemos de hacernos responsables de nuestro bienestar ya no solo físico, sino mental, energético y emocional. Es normal que haya momentos que se te hagan cuesta arriba. Es normal que haya situaciones que no sepas gestionar. Es normal. Por eso, contactar con un profesional del área que sea y pedir ayuda cuando no puedas sola no solo es buena idea, sino que además significa que te estás responsabilizando de ti y dando pasos hacia delante. Busca quién crees que pueda ayudarte, y date la oportunidad de sanar y pasar de capítulo.
Está bien no estar bien
Ojalá que leer estas líneas te ayude a darte espacio y paz. Ojalá que respires, te mimes y que en breve te encuentres mejor, y ojalá que cuando alguien te pregunte ¿cómo estás? si lo necesitas, tengas el valor y la confianza de decir Pues… no estoy bien.
Crazyrosee😋
En calma después de leer todo😍 y BRUTAL la paz que transmites de verdad 🙌💖 GRACIAS por enseñarnos cada día cosas nuevas, o cosas que si sabemos pero que vemos desde otra perspectiva que no es la adecuada!!🙏
16 de noviembre de 2021
beatriz
Gracias a ti, Rosa, por leerme siempre con tanto amor. Yo feliz de compartir lo que tengo a mano 🙂
Te mando un abrazo gigante ❤️❤️❤️❤️
17 de noviembre de 2021