Gestión del estrés

Mejorar la gestión del estrés es un temazo, de hecho el propio estrés lo es. Hace 50 años quizá no era tan común, pero en la actualidad vivimos todos estresados y sufriendo sus consecuencias de una u otra manera. Empleo la palabra «sufriendo» a conciencia, porque el estrés nos hace sufrir y suele generarlo el miedo al sufrimiento. Pero bueno, eso ya lo hablaremos en detalle en otro artículo.
Si sientes que vives con estrés y quieres mejorar la gestión del estrés que tienes actualmente: sigue leyendo.
¿Qué es el estrés?
Dice Google que estrés es un sustantivo masculino que habla de un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal; y que suele provocar diversos trastornos físicos y mentales. Si lo aterrizamos un poco podemos coincidir en que es un sentimiento de tensión física o emocional y que puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrados, furiosos o nerviosos.
El estrés es la reacción de tu cuerpo a un desafío o demanda. En pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando lo usamos para ayudarnos a evitar el peligro o cumplir con una fecha límite. Sin embargo, cuando convivimos con él durante demasiado tiempo puede dañar su salud.
Consecuencias del estrés
Cuando percibimos una amenaza o un peligro, sea real o no, nuestro cuerpo se prepara para dos soluciones rápidas y efectivas: la lucha o la huida. En ellas está implicado el sistema nervioso autónomo, responsable de las funciones orgánicas de nuestro cuerpo que se producen de forma involuntaria, como el latir del corazón o la respiración. Este se divide en dos: sistema nervioso simpático, que nos dispone para la acción, y parasimpático, que regula las actividades de nuestro cuerpo en reposo.
Frente al estímulo amenazante el sistema simpático produce una respuesta hormonal, generando mayor cantidad de adrenalina y de cortisol. Si esto es eventual el sistema nervioso parasimpático se encarga a su vez de ponerlo «todo en orden», sin embargo si se mantiene en el tiempo puede acarrearnos consecuencias.
¿Qué síntomas crea el estrés?
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Ansiedad.
- Diarrea o estreñimiento.
- Cansancio excesivo, decaimiento.
- Mandíbula apretada (dolores cervicales), tensión corporal y dolores.
- Insomnio o somnolencia
- Variaciones de peso inusuales
- Aislamiento emocional
- Bajas defensas.
- Acné.
- Presión arterial alta
- Un largo etcétera
7 consejos para mejorar tu gestión del estrés
1.Identifica qué te estresa
Hacer una lista con papel y boli en mano de las cosas o situaciones que te estresan en la actualidad o que has ido identificando a lo largo de los años que te generan estrés es fundamental. Si no sabes de dónde viene ¿cómo vas a cambiarlo? Si sufres estrés te invito a parar un segundo de leer este artículo y escribir de tu puño y letra qué cosas están generándotelos estrés. No tengas miedo a escribir algo que suene mal o ponga en tela de juicio tu valor, cuanto antes te lo saques del pecho mejor.
Una vez lo hayas escrito vas a poder observarla como observadora, desde fuera, poner un poco de distancia y perspectiva.
2.Aprende a distinguir lo importante
Nos cuesta mucho localizar qué cosas son realmente importantes y cuales no lo son. Priorizamos lo urgente sin saber distinguir bien hacia dónde nos lleva eso. Cuando vivimos de manera reactiva (es decir, reaccionando en lugar de accionando con cabeza) corremos el riesgo de perder el foco. Utilizar este ejercicio quizá te ayuda:
Apunta en una escala como la del dibujo:
- lo más importante
- lo menos importante
- lo más urgente
- lo menos urgente
Recuerda que para vivir alineada contigo tus valores y necesidades básicas han de estar representadas en la manera en la que organizas tu horario, prioridades etc. Ya hablaremos de esto en otro artículo más en detalle 😉
3.Permítete decir NO
Tienes derecho a decir que no a personas, situaciones o cosas que no están alieadas con tus metas o con tus prioridades y bienestar. Y ya no solo es que tengas derecho, es que para de verdad empoderarte necesitas aprender a que decir que no es también tu obligación. En mi libro «Karma y Dharma» hablo de esto con profundidad en uno de los capítulos.
Truqui: si al leer lo anterior has sentido que resuena con algo que estés viviendo ahora recuerda: tú eres tu prioridad más importante y puedes decir que no desde el amor y el respeto. ¡Atrévete a priorizarte!
4.Respira y ejercita tu cuerpo
La respiración y la calma son fundamentales para mejorar la gestión del estrés y aprender a vivir más y mejor. Y ya no es que esté de moda eso del Mindfulness o de la meditación, es que las emociones son reacciones orgánicas que experimentamos a un estímulo interno o externo. Relaciones orgánicas, es decir, reacciones que se producen en tu organismo.
Las emociones accionan un tipo de respuestas y patrones aprendidos de forma inconsciente. No necesitas pensar qué hacer cuando estás triste («lagrimal, por favor, produce lágrimas. Corazón, late un poco más deprisa, tío, que vas tarde; hombros, cerraros y protegeros que esto duele un rato…»). No, ¿verdad? El cuerpo reacciona solo. Por eso es importante respirar y llevar la atención al cuerpo para sentir qué está pasando, cómo y dónde. Cuanto más practiques respiraciones profundas más señales le mandarás a tu cerebro de que se puede relajar. Y una mente en calma te aseguro que es mucho más útil que una que anda acelerada y fuera de su centro.
Utiliza tus hormonas en tu favor
Además, si ejercitas el cuerpo ya sea con yoga, saliendo a caminar, corriendo, yendo al gym o lo que sea, estarás regalándole a tu organismo una buena dosis de hormonas que suman a tu bienestar y a la buena disposición de cuerpo y mente como son la serotonina, oxitocina, dopamina, endorfinas y un largo etcétera que te aseguro que te son mucho más beneficiosas que el cortisol que es la hormona del estrés por excelencia.
La segregación masiva de cortisol tiene sus costes; en concreto, si nos exponemos a este fenómeno durante bastante tiempo, disminuye el desempeño de nuestro sistema inmunológico y puede llegar a crearnos problemas graves de salud tal y como hemos visto más arriba. No quieres eso, te lo aseguro.
demás, cuando hay grandes picos de liberación de cortisol, podemos tener problemas de memoria; es por ello que en muchas situaciones altamente estresantes, poco después notamos que nos cuesta recordar lo ocurrido incluso si no perdimos la consciencia.
Resumiendo: amiga, respira (o medita) y mueve el cuerpo, por favor ♥
5.Cuida tu vida social
Nutrir y cuidar nuestra vida social nos aporta bienestar y conexión, alimentando nuestro lado emocional y espiritual. Abrazar a alguien a quien aprecias por 20 segundos libera oxitocina y ayuda a mejorar el autoestima y la sensación de pertenencia y sostén. Somos seres sociales, no nos olvidemos. Una parte de nosotros busca «pertenecer» y qué mejor que nutrir las relaciones que te suman y te ayudan a sentirte mejor.
Muchas veces cuando estamos estresados esa parte de nuestras vidas es la que primero descuidamos y una vida social y afectiva sana y cuidada puede darte el impulso que necesitas para atravesar lo que sea que estés atravesando. Que tú solita eres maravillosa, pero bien acompañada eres invencible.
6.Expresa como te sientes
Creo que al ser humano le enferma lo que no comunica. Expresar lo que sientes y cómo te sientes puede ser una ayuda brutal a tu gestión del estrés. Como decíamos un par de puntos más arriba, las emociones son reacciones a estímulos que se producen en el cuerpo, es decir, son mensajes. Saber identificar qué sientes, dónde y cómo disminuye la sensación de agobio. Poder verbalizarlo y comunicarlo te permite compartir esa carga o peso. Ya no eres tú sola contra el mundo, sino que estás abierta a mejorar y un poquito más cerca del siguiente punto: pedir y aceptar ayuda.
Si expresar cómo te sientes en tu entorno te resulta demasiado difícil prueba con un diario emocional o con ejercicios de escritura terapéutica y verás cómo cada vez te es más sencillo.
7.Aprende a pedir ayuda
Aprender a pedir ayuda es algo fundamental para mejorar y aliviar la presión y ansiedad que pueden traer una mala gestión del estrés. Acudir a un profesional como un coach o un psicólogo te ayudará a entenderte y a ganar herramientas para mejorar tu gestión emocional y desempeño en la vida. Plantéate cuánta vida te está robando la inacción y todo lo que podrías ganar desapegándote un poquito del miedo a la vulnerabilidad. ¿No te mereces mucho más? Yo estoy segura de que sí, y todo ese bienestar y brillo que tienes en pausa está esperando a que te decidas a dar el paso.
Tú puedes llevar una vida feliz y sin estrés
Recuerda que tu estrés es un mensajero, no un castigo, y que es posible mejorar la gestión del estrés y de tus emociones.
¿Por dónde vas a empezar? Cuéntame si quieres 🙂
Espero que te haya sido útil este artículo ♥
La semana que viene hablaremos de Hoponopono, la práctica milenaria del perdón.